Parece que surgen las
prisas por
hacernos bilingües, unos, incluso
nos querían hacer bilingües antes de
las elecciones, otros en 10 años, algunos
ya han comenzado a intentarlo, pero permítanme
decirles que: así no, este no es el
camino.
No se puede hacer niños bilingües, sin
profesores o maestros bilingües, no se
puede completar una plantilla de profesores
de inglés con pruebas para que pasen
y cojan la plaza, no se puede, en definitiva,
hacer colegios bilingües de cualquier
manera.
¿Cómo es posible habilitar a un profesor
de inglés en dos meses? Si realmente es
posible, démosles la misma pastilla a los
alumnos y no esperemos 10 años. Y no, no
es sólo dinero, sino un buen y analítico
proceder. No sólo se arregla con unos costosos
laboratorios de idiomas o añadiendo
un especialista más de inglés o nativo.
Miren no, no se puede dar a elegir a los
colegios, ¿qué quieres, un nativo o un
maestro de inglés? No se trata de galletas
o tostada, estamos hablando de educación,
seamos serios, ¡por favor!
El nativo en los colegios bilingües debería
ser obligatorio, pero no cualquiera, sino
nativos con cierta formación en metodología
que pudieran apoyar y aportar al
buen funcionamiento de los colegios, a
parte de su buen inglés. Por otro lado, se
imaginan Vds. a esos niños que no entienden
Conocimiento del Medio en su lengua
materna y les cuesta aprender, pues
¡hala! díganselo en inglés. Resultado abriremos
más la brecha entre listos y torpes.
Por supuesto, no se puede comenzar el
bilingüismo en Primaria y olvidarse de
Infantil, como proponen algunas comunidades,
que luego suelen ser corregidas
por el sentido común y el esfuerzo de los
maestros. Tampoco se puede ofertar enseñanza
bilingüe en los centros de Primaria
sin tener garantizada la continuidad en
Secundaria.
Pero todo esto suena a campaña de marketing
administrativo, a campaña de parecer
más que de ser. Da la impresión que da
igual si se bajan los niveles, ¿se han parado
a analizar los resultados de las experiencias
al respecto, que ya llevan muchos
años y éstas, bien hechas con el British
Council? ¿Saben cuántos niños abandonan
la enseñanza bilingüe en Secundaria?
¿Cuántos la continúan? ¿Y en qué condiciones?
Pues son un porcentaje, que en
muchos casos, no llega al 30% los que
continúan y las familias deben hacer un
esfuerzo extra de clases particulares pagadas
de su bolsillo, por lo que añadimos a la
brecha de listos y torpes, la de ricos y
pobres.
No se trata de cuatro carteles en inglés por
los pasillos, para hacernos la foto y dar el
pego.
Sigue habiendo un gran fallo metodológico
y de concepción de cómo se adquiere
una lengua y se adquiere fundamentalmente
por exposición a la misma.
Actualmente se siguen priorizando las
destrezas escritas frente a las orales y lógicamente
se crea un mayor déficit en estas
últimas. Existe un fallo de metodología,
más acusado en Secundaria, donde se
priorizan los aspectos gramaticales frente
a los orales. Sencillamente es más cómodo
dar una clase en silencio.
¿Cuántas horas de vídeo se ven en inglés a
la semana? ¿o solo se ven cuando no se
sabe qué hacer? Cuándo hay varios profesores
de inglés, ¿hablan en esa lengua
entre ellos? Si no es así deberían hacerlo.
¿Se habla inglés por los pasillos y en los
patios con los niños? También debería
hacerse. Y no debemos olvidar que la
enseñanza del inglés en nuestro país es
muy reciente, ya que somos muchos los
que nos iniciamos en la segunda lengua
con el francés.
¿Saben cuál va a ser el resultado? Pues por
este camino después de 10 años se evaluará
y se verá que nuestros niños no son
bilingües y por supuesto la culpa nos la
echarán a los maestros de inglés, que no
hemos conseguido enseñarles. Pero ¿por
qué no nos preguntan a los que estamos
día a día en la "obra educativa" qué opinamos
al respecto? Todavía no he encontrado
ningún maestro de inglés con sentido
común que aplauda la iniciativa del bilingüismo
según se está desarrollando.
ALGUNAS CLAVES
Empecemos la casa por los cimientos, preparemos
bien a nuestros docentes, analicemos
lo ya realizado, "bajemos", si eso es
bajar, al aula y preguntemos a los docentes,
pero no con más hojas impersonales
de evaluación.
Nuestras universidades deben capacitar
metodológica y lingüísticamente a los
docentes, y hoy por hoy siguen sin hacerlo.
En su formación deberíamos tener en
cuenta las E0I donde se hace una gran
labor.
La formación continua no puede ser
voluntaria, ya que dar clase en inglés va a
ser obligatorio y no sólo debería ser dar la
clase sino darla bien, es decir con un buen
nivel lingüístico y buena metodología.
Para ello las periódicas estancias en los
países de habla inglesa o los muy buenos
cursos que se comienzan a hacer en
España en "pueblos ingleses". Lo que está
sucediendo es que los cursos los hacen los
que menos los necesitan y más tiempo
libre tienen.
Como ya he dicho, un nativo en el centro
es obligatorio y todo centro bilingüe, aunque
sea de Primaria debe tener un departamento
de inglés. Se deben hacer desdobles
en inglés y en todas las materias
impartidas en inglés, para salvar el problema
de perder a la mitad del alumnado por
el camino. Incluso, plantearnos el dar
algunas clases a dúo entre dos maestros.
Las bibliotecas tanto municipales y sobretodo
las escolares deben dotarse de
mucho y buen material tanto de libros
como audiovisual. Y fomentar su uso.
Otra de las claves y muy importante, es la
colaboración de la sociedad, que algunos
pasos se están dando aunque sólo para
los que viven en zonas privilegiadas o disponen
de dinero, por ejemplo, para tener
televisiones digitales o de pago, recurso
del cual, en la zona rural, no se dispone,
bien porque no llega la TDT o por cuestiones
económicas.
¿Qué pasa en los países que nos sacan
ventaja en este sentido? ¿países que
comienzan con la enseñanza del inglés
más tarde que nosotros?... Para empezar,
cuentan con el apoyo de la televisión, ya
que no traducen los dibujos animados ni
las películas, por ello ya desde niño se
tiene educado el oído (mientras, en
España, los 5 minutos en inglés de los
Lunis ya no se ven).
Por lo tanto bilingüismo sí, pero así, no.
Biilliingüiismo,, asíí no
JUAN
CARLOS LÓPEZ RODRÍGUEZ. Maestro
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